Un año más cierra sus puertas la Mercedes Benz Fashion Week
Madrid. Y ahora toca analizar lo que hemos visto. Lo bueno de todo esto es que
iremos rápido. No hay sorpresas, ni riesgos, ni siquiera una mínima creatividad
que se supone en un evento de este tipo, y luego alguien se sorprende de que no
estemos a la altura de las pasarelas de Milan, Paris o Nueva York. Hemos visto
a muchos de los diseñadores de siempre con las propuestas de siempre o en el
peor de los casos, propuestas imposibles en un fallido afán de resultar
novedosos y creativos.
Pero afortunadamente también podemos destacar a Juanjo Oliva
que nos presenta una colección llena de bonitos detalles, estampados y tejidos
de otros países. Según el diseñador ha querido que sus looks se abran a otros
mundos, le podemos dar un aprobado a Juanjo Oliva.
Felipe Varela merece una mención por su valentía al salir de
su zona de confort y presentarnos una colección totalmente novedosa y lejos de
lo que suele ser su trabajo (no vamos a entrar en los comentarios recurrentes
estos días de que si es el diseñador de cabecera de la reina o de que si se
portó como una diva al no invitar a gente famosa a su desfile, solo nos
interesa su trabajo). Apuesta por una mujer futurista, moderna, sexy sin dejar
de ser elegante, en tejidos de red de neopreno, malla de metal y cristales de
swarovski, prendas como pantalones de chándal o baggys, bombers, vestidos de
noche en print de camuflaje, todo ello en clave de lujo.
Y llegamos al gran ganador, Jorge Vazquez. Aquí hay que decir
que la opinión es unánime. Después de diez años, el diseñador regresa y lo hace
por la puerta grande (quizá muchos de los diseñadores habituales de la pasarela
deberían desaparecer un tiempo para volver con nuevas ideas). No es que su
colección destaque por su novedad, ya que vestidos lenceros, tules, encajes o estilo oriental ya están vistos, lo
que la hace especial es el lujo, la delicadeza y los exquisitos bordados de sus
vestidos, hechos con la misma técnica que los mantones de manila, según Vazquez. La parte sport de la colección es increíble
con cuidadas prendas lenceras acompañadas con cazadoras bomber, delicados
pijamas, abrigos y trajes estructurados…Pero tengo que decir que la parte que
más me entusiasmó fueron sus vestidos de fiesta. Maravillosos, románticos y
femeninos en gasas, muselinas y tul con bordados de aire oriental. “Japonismo
impregnado del savoir-faire de la vieja Europa”, tal y como describía la nota
de prensa.








